Las once moteras asturianas que protagonizan
un sugerente calendario para destinar fondos a la Fundación del Hospital
Nacional de Parapléjicos recomiendan sus rutas favoritas
Bea Martínez
Alonso («Bea») y su hermana Ana, Karmen González Couselo («Karmen»),
Toya Rodríguez Sarmiento («Toya»), Mony Menéndez Fernández («Mony»),
Geny Iglesias («Geny»), Valeria Véntola («Valeria»), Amara Quirós
(«Amara»), Tania Vázquez Rodríguez («Tania»), María Pekesuki y Tamara
Gómez Pérez («Tamara») son moteras solidarias. Todas protagonizan un
impactante calendario para destinar su recaudación a la Fundación del
Hospital Nacional de Parapléjicos. Además, como viajeras que disfrutan
de su compañera de dos ruedas recomiendan, a petición de LA NUEVA
ESPAÑA, sus rutas favoritas por toda la geografía asturiana.
Oviedo, Ana Paz PAREDES
Beatriz Martínez Alonso disfruta desde
hace año y medio de su Ducati Monster 620, sintiendo cada curva de la
carretera, el viento en el rostro y los sonidos del paisaje que queda
atrás. «Es como si estuvieras volando a ras de suelo, pero eso no quiere
decir que vayas a mucha velocidad, algo que la gente confunde. Es que,
simplemente, sobre la moto lo percibes todo mejor», explica. Y a renglón
seguido añade que «ya sabes si te gustará o no la primera vez que te
subes a una moto. Si te gusta, es adictivo. No hace falta correr, pero
cuando viajas en tu moto sientes que ella y tu sois una. Para mí, el
coche es para los recados y la moto, para disfrutar». Estas sensaciones
son más o menos las mismas que manifiestan las otras diez moteras, todas
asturianas menos una -Amara Quirós, madrileña enamorada del Principado-
y que junto a ella protagonizan un espectacular calendario titulado
«Moteras 2012+1», que ya se encuentra a la venta y que se realizó con el
único fin de recaudar fondos para la Fundación del Hospital Nacional de
Parapléjicos.
«La Fundación no está sólo vinculada al
Hospital de Toledo, también tiene una parte dedicada a lesiones
medulares en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid», puntualiza Beatriz.
Las fotos del calendario no son las mismas que utilizan para
promocionarlo, donde estas once jóvenes mujeres se muestran, con
elegante insinuación, más moteras que nunca. El buen hacer del fotógrafo
Yayo Pozo, que trabajó en escenarios naturales asturianos, y de la
maquilladora Beatriz Fernández ha dado como resultado un almanaque
sorprendente, bello y al mismo tiempo con garra, con mujeres poderosas
que miran a la cámara junto a su compañera de viaje: la moto. Para
adquirirlo hay que consultar en su página en Facebook: Calendario
Moteras Asturias.
Las once han participado en este proyecto
porque tienen amigos o conocidos que han sufrido lesiones medulares y
están siendo o fueron atendidos en el Hospital de Toledo. En el
calendario también denuncian el peligro que supone para los motoristas
los actuales guardarraíles, pues su diseño se hizo pensando en los
coches, pero no en los motoristas ni en los ciclistas, que si impactan
contra ellos pueden seccionar parte de sus miembros. «Algo más del
cincuenta por ciento de las lesiones medulares se debe a los accidentes
de tráfico», explica Beatriz Martínez, «Bea».
Todas, como
buenas viajeras, conocen Asturias y tienen sus carreteras, paisajes y
rincones favoritos. Tanto a los que prefieren la moto como a los que
optan por el coche les recomiendan lo mucho que se puede disfrutar de
una tierra que se identifica plenamente con la palabra «paraíso».
«Una
de las rutas que más disfruto es la que desde Oviedo me lleva por la
carretera de Posada de Llanera hasta el alto de La Miranda, en Cancienes
(Avilés), de unos 30 kilómetros. Es una carretera relativamente poco
transitada, con buenas curvas y un par de rectas perfectas para
practicar. He elegido esta ruta porque le tengo especial cariño, pues
fue mi primera salida a una quedada a los 15 días de comprar mi Honda.
Además del paisaje, también se puede disfrutar de un buen lechazo en el
Asador La Miranda, justo en el alto».
«La carretera de Santa
Eulalia de Cabranes es una de las tres mejores que hay en Asturias para
rodar; sucesión de curva contra curva, asfalto perfecto, un auténtico
deleite para el espíritu motero. En la N-634 ya es otra historia, pero
no queda otra para seguir a Arriondas, luego Cangas de Onís y tomar la
AS-114 a Benia, otra magnífica vía que nos llevará al alto del
Ortiguero. La espectacular bajada nos lleva hasta Arenas, donde tomamos
la AS-264 a Poncebos para llegar hasta Camarmeña, pueblecito con un
mirador al Naranjo de Bulnes y un bar, La Fuentina, con buena comida
casera».
«En Brieves cogemos la AS-221 hacia el valle del Ese,
zona de pescadores, y continuamos por Merás hasta Luarca, donde por la
AS-219 vamos a Navelgas. Espectacular el paisaje de las brañas, allí
está la de Aristébano, donde el último domingo de julio se celebra la
boda vaqueira. Seguimos a Bárcena y por la AS-218 encontramos el
monasterio de Obona, pasamos por Tineo y en El Crucero cogemos la AS-216
a La Espina, carretera más que frecuentada por moteros por su sucesión
de curvas y buen firme. Llegamos a Salas y reponemos fuerzas en alguna
de sus cafeterías».
«Llegamos a León por la A-6 y desde allí yo me
decanto por la N-630, que te lleva curveando hasta Gijón por el puerto
de Pajares. La carretera atraviesa un paraje impresionante de montañas y
nieve en las cumbres. Enlazando curvas entramos en Asturias y
atravesamos Pola de Lena, Aller, Mieres, Riosa, Morcín, Ribera de
Arriba, con curvas cerradas, algunas de ellas a ciegas, y en ocasiones
pendientes del 17%. En Lena se puede visitar su iglesia prerrománica y
luego, ya en Gijón, disfrutar del mar y buscar descanso en sus
magníficas playas».
«Esta ruta ya la realicé con un grupo de
amigos. Se inicia en Piedras Blancas y va hasta Tuña, pasando por Grado,
Yernes y Tameza, puerto de Maravio, en Teverga, puerto de San Lorenzo,
Belmonte y Tuña. Me parece muy interesante visitar, en Yernes y Tameza,
Cuevallagar. En Teverga disfrutamos de un buen menú a buen precio en
Casa Aladino. Luego, subida del puerto de San Lorenzo y de Belmonte a
Tuña, en Tineo, por una carretera espectacular en cuya parte más alta
pudimos disfrutar de un grandioso paisaje».
«Salgo de Bobes
(Siero) con mis compis y haciendo curvas en La Miranda llegamos a
Avilés, donde seguimos al alto del Praviano con dirección a Pravia,
Cornellana y Salas, donde hacemos una parada de avituallamiento en el
bar El Cobertizo, donde María hace unos cafés de escándalo. De Salas
luego hacia La Espina, pasamos por Cornellana y en Grado, otra paradita
en el Angelina (no sé qué tiene que todos mis compis masculinos quieren
parar allí) para coger con ganas la subida a Trubia, Sograndio y
despedirnos en Oviedo».
«Entre Navia y Grandas de Salime hay más
de 80 kilómetros de magnífico paisaje asturiano. De Navia salimos hacia
Grandas de Salime y allí, siguiendo por la AS-14, se continúa por la
sierra de Rañadoiro y el puerto del Palo, uno de los recorridos en moto
que no olvidarás fácilmente, para llegar, finalmente, hasta Pola de
Allande, donde no puedes pasar sin comer en La Nueva Allandesa. Luego,
enlazamos con la AS-15 cerca de Cangas del Narcea, una carretera con
buen asfalto y mucho disfrute, para finalizar en Cornellana».
«De
Belmonte a Somiedo la carretera es estrecha y como nos gusta, curva
contra curva rodeada de montañas. Tras dejar atrás La Riera y La Malva,
llegamos a Pola de Somiedo. La subida al puerto (1.587 metros) nos
ofrece vistas dignas de postal. Luego, en la zona leonesa, tras pasar el
puerto de Piedrafita de Babia y Cabrillanes, entramos de nuevo en
Asturias por el puerto de Ventana, regresando así a nuestro paraíso
natural. El recorrido es muy chulo. Este puerto, concretamente, tiene un
largo descenso poblado de árboles».
«Yo soy la más novata. Mi
primera ruta fue difícil, pero mereció la pena, ya que me di cuenta de
que lo que verdaderamente importaba era llevar la moto y de la buena
gente que te acompaña. Mi ruta favorita es muy común entre los moteros:
por el alto de La Campa, que tiene unas cuantas curvas guapas y aptas
para novatos, llegamos a Villaviciosa. De allí a La Encrucijada y
Arriondas. Por el camino, paradita a comer en la parrilla La Roca, en
Sevares. Si el día acompaña se puede ir hasta Cangas de Onís e incluso
seguir a Covadonga».
«Siempre dije que nacer en Asturias era como
si un hada te tocara con una varita mágica. Lo confirmo tras haberme
paseado no sólo a pie, sino también en moto, en cuestión de horas por
sus maravillosas playas y sus inigualables montañas. La ruta que
recomiendo es una de mis favoritas. La iniciamos en Lugones, donde vivo,
y finalizamos en Llanes el primer día -pues aún habría una segunda
jornada-, donde comimos tras haber pasado antes por Colunga y continuar
hacia Ribadesella. Aquí es imperdonable no visitar la ermita de la
Virgen de Guía, donde por un momento cierras los ojos y parece que te
comes el mundo. Luego, visita a Andrín y también Vidiago, esa playa que
tan buenos recuerdos me trajo. Ese día descansamos en Posada y, al día
siguiente, seguimos ruta por la montaña. El fin era rodar por carreteras
perdidas desde Benia de Onís, Cangas y Arriondas, con la vista clavada
en la sierra del Sueve, que te pone los pelos de punta. Aquellos dos
intensos días de motor, paisaje y gastronomía por nuestra tierra nos
dejaron mil recuerdos grabados en el corazón y en la retina para
siempre».
«Cualquier buena ruta tiene un buen comienzo, que
consiste en equiparse con el cuero, limpiar con mimo el casco, ajustarse
las botas y los guantes y entrar en la batalla con todo el armamento
preparado. Punto de partida: Soto del Barco. Llegada, puente del
Infierno. En el camino, tramos intensos de curvas limpias de trazo,
fiables de ángulo y con asfalto de buen agarre; el embalse de
Pilotuertu, con más verde, más piedra, más curvas, y, más adelante, el
puente del Infierno, carretera que te lleva al mismísimo cielo de los
sentidos»
Fuente: La Nueva España